El Perú es uno de los países que sufre los efectos de la sobreexplotación y mala gestión de los recursos naturales, con uno de los mayores niveles de estrés hídrico a nivel mundial. En el 2015, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) estimó que para el 2040 esta situación se agravará, y se pondrá en riesgo la disponibilidad del recurso hídrico para los sectores de más consumo: el sector agrario (89%) y poblacional (9%), los más expuestos a una situación de escasez o indisponibilidad permanente del agua.
Debido a sus características geográficas, insuficiente infraestructura y el crecimiento demográfico, la capital es la ciudad más vulnerable al estrés hídrico, siendo los distritos con mayor riesgo por el consumo de agua: Carabayllo, Callao, San Martín de Porres, San Juan de Lurigancho, Lima, San Isidro, Miraflores, Santiago de Surco, La Molina, Ate y Santa Anita.
Además, de acuerdo con el Fondo de Inversión para el Agua Potable y Saneamiento de Lima y Callao, en 2020, se estimó que la escasez de agua en Perú ocasionará la pérdida de 35.000 empleos y afectando principalmente en Lima algunas actividades económicas como el tratamiento de aguas, la producción de bebidas, la siderurgia, la administración pública, servicios de educación y salud; entre otras.
A nivel global, la falta severa de agua es uno de los principales riesgos que afecta al medioambiente, al bienestar humano y a la economía mundial. Las principales causas de la escasez mundial de agua incluyen el cambio climático, el crecimiento poblacional, el crecimiento económico y la urbanización, entre otros.
Según estimaciones del Banco Mundial, en 2020 alrededor de 2 000 millones de personas en todo el mundo no tuvieron acceso seguro a servicios de agua potable y 3 600 millones no cuentan con servicio de saneamiento. Además, se prevé que la demanda de agua a nivel mundial aumentará 1% al año, provocando aún mayores niveles de estrés hídrico.
En 2022, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que para el 2030 la demanda de agua superará la cantidad disponible, superando la oferta en un 40%. La destrucción de hábitats naturales y ecosistemas, la extinción de especies, la interrupción de las cadenas tróficas y la desertificación de los suelos son algunos de los graves efectos de este agotamiento de los recursos naturales.
Por tanto, es fundamental para asegurar un futuro digno y un planeta habitable para todos y todas, realizar una gestión sostenible de los recursos naturales e implementar acciones, programas y proyectos para lograr la provisión y uso eficiente del agua, evitar el agotamiento y dotar de infraestructura resiliente a los riesgos de desastre para garantizar un acceso universal y de calidad, teniendo en cuenta este escenario futuro de mayor demanda y escasez.
El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) destaca la necesidad de una gestión sostenible de los recursos naturales como medida prioritaria para combatir la sobreexplotación y la mala gestión de los mismos. Solo de esta manera podremos asegurar un futuro próspero para el planeta y sus habitantes.
Si deseas conocer más sobre este y otros temas acerca de tendencias, riesgos y oportunidades en el futuro, el Ceplan te invita a ingresar al Observatorio Nacional de Prospectiva, desde el siguiente link https://observatorio.ceplan.gob.pe/ficha/r2_2022
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